Falsos mitos: El sudor adelgaza.

«Sudar para intentar adelgazar» es una práctica que consiste en el uso de ropa excesivamente gruesa para las condiciones ambientales, o bien de prendas impermeables (fajas y otros elementos aislantes), que combinados con el ejercicio y con la restricción de agua u otros líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor.

Así, realizan esfuerzos bajo condiciones inapropiadas, pues pretenden adelgazar a costa de correr a las horas de más calor, colocándose un plástico sobre la piel, o se introducen en la sauna para sudar abundantemente esperando un efecto adelgazante.

Sudar

Con estas prácticas, una persona se expone al riesgo de alterar su estado de hidratación debido a una pérdida excesiva de agua. El agua corporal no se puede utilizar como moneda de cambio cuando se desea perder peso porque, a pesar de que no contiene calorías ni aporta nutrientes, es necesaria para la vida. Sirve como mecanismo de transporte para nutrientes, gases y productos de desecho, interviene en la regulación de la temperatura, actúa como lubricante entre las células y como disolvente para las reacciones químicas, etc. Está demostrado que un organismo mal hidratado es incapaz de soportar un aumento de temperatura.

Aunque una persona podría resistir sin comer unos 30 días, la carencia de agua limitaría su supervivencia a unos pocos. El agua representa el 60% del peso corporal total de un hombre joven y el 50% de una mujer. Un adulto sano que pese 68 Kg tiene 37 Kg. de agua en su cuerpo. Los tejidos corporales contienen diversas cantidades de agua: el músculo tiene un 80%, la grasa un 20% y el hueso un 25%. Los individuos delgados con un porcentaje más elevado de músculo tienen un mayor porcentaje de agua en el cuerpo.

Trastornos relacionados con el calor

Sudar para adelgazar provoca deshidratación, que a grandes niveles puede llegar a provocar la muerte si no se toman las precauciones adecuadas. La práctica de ejercicio bajo altísimas temperaturas, con ropas de abrigo o plásticos es una ayuda suplementaria para el temido golpe de calor. Con una ropa inadecuada y plásticos, la evaporación del sudor o refrescamiento por medio de las corrientes de aire no se produce y aumenta peligrosamente la temperatura interna del cuerpo.

El golpe de calor es un trastorno que pone en peligro la vida y requiere atención médica inmediata. Se caracteriza por una temperatura corporal interna muy elevada (superior 40 grados centígrados), no se suda, la piel está seca y caliente, la frecuencia cardíaca y la respiración se aceleran, la tensión arterial se eleva, la persona se encuentra confundida, puede perder la conciencia, e incluso morir.

El tratamiento del golpe de calor se basa en enfriar rápidamente el cuerpo en un baño de agua fría o hielo, colocar hielo en las zonas con grandes arterias: cuello, axila, zona inguinal y poplítea, envolver el cuerpo en sábanas húmedas y abanicarle.

Todo ello tiene más importancia en personas con sobrepeso u obesidad, ya que generan más calor interno, ya que el exceso de grasa corporal aumenta la temperatura generada durante el ejercicio físico y, además, dificulta la disipación del calor interno generado.

 

El nivel de condición física es otro factor a tener en cuenta. Las personas con una buena preparación aeróbica toleran la actividad en un ambiente caluroso mejor que aquellos con menor grado de condición física. Esto es debido a que las personas entrenadas están mejor adaptadas al calor, termorregulan más eficazmente, ya que sus glándulas sudoríparas son más eficaces para producir sudor.

Cuando la humedad del ambiente es elevada, el aire ya contiene muchas moléculas de agua, limitando la capacidad de evaporación del sudor y, por tanto, la pérdida de calor interno. Una baja humedad, por otro lado, permite la evaporación del sudor y facilita la pérdida de calor. ¡El sudor que gotea desde la piel sin evaporarse no proporciona ningún enfriamiento!

El agua de perdemos hay que recuperarla

En un día normal se pierde, y se debe reemplazar, alrededor de 2,5 litros de agua. De esta pérdida, alrededor de 0,7 litros proceden de los pulmones y la piel (pérdidas de líquido insensibles); 1,5 litros por la orina; 0,2 litros por las heces y alrededor de 0,1 litro a través de la transpiración. El índice de secreción de sudor puede oscilar entre 1 y 3 litros/hora, dependiendo de las condiciones ambientales, vestimenta y características del ejercicio.

 

Prevención de la deshidratación y técnicas de pérdida de peso adecuadas

Una actitud preventiva es necesaria para evitar los riesgos derivados de la deshidratación.Una correcta hidratación permite que se sude adecuadamente, evitando una elevación de la temperatura interna y una frecuencia cardíaca menos acelerada, lo que desencadena un mejor rendimiento y una práctica de ejercicio físico más saludable.

El patrón óptimo de hidratación durante el ejercicio es aquel en el que se reponen por completo las pérdidas de agua a través del sudor. El peso de agua perdido en exceso se debe recuperar al beber tanto durante como después del ejercicio. Esto es particularmente importante si se trata de niños y mayores que realizan actividad física, dado que tienen mayores problemas de termorregulación.

Los niños, al tener un metabolismo más elevado, generan más calor corporal. Esta carga metabólica más elevada, añadida a una evaporación menos eficaz, provoca que tengan una menor tolerancia para hacer ejercicio en ambientes calurosos, y una mayor susceptibilidad al estrés por calor. Si además, las condiciones ambientales son de calor y alta humedad, los requerimientos de agua aumentan considerablemente.

 

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